domingo, 4 de septiembre de 2011

Les muestro mi refugio



 Alguna vez les mostré cuál es mi refugio en fotos? Creo que sólo lo hice con el dormitorio, que ahora agrego para quienes no lo vieron, pero le sumo el livingcito, el balcón y el exterior, porque algo que estoy segura nunca les conté es que mi refugio es... síiiiiii! una casita en un árbol. Un juguete que siempre quise tener y que recién ahora puedo.
 La hice construir en el enorme jardín de mi casa y allí me refugio cuando quiero estar sola y escribir sin interrupciones-
 Está diseñada de una manera que es una verdadera vivienda, se puede estar allí sin peligro a la lluvia o al viento, todo está calculado para que sea fuerte y esté protegida de los avatares climáticos. La calefacciono con hogar de leña y en verano con sólo abrir puertas y ventanas, con la corriente de aire ya tengo mi casita fresca.
 Aquí soy feliz, porque vivo más cerca del cielo y mis vecinos son los pájaros, no hay mejor lugar para refugiarse y gozar del silencio, la soledad y el verde de la naturaleza.

sábado, 9 de julio de 2011

Julio Cortázar - Capítulo 68 de Rayuela (texto completo)







Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

FIN

jueves, 23 de junio de 2011

El mito de Narciso




El mito de Narciso tiene varias versiones, pero se trata siempre de un hermoso joven que se enamora de sí mismo, o producto de una maldición, o por la imposibilidad de amar a otra persona.
En la versión contada por Ovidio, Narciso es pretendido por varios muchachos y mujeres. Una de ellas es la ninfa Eco que, castigada por la diosa Hera, estaba condenada a hablar repitiendo las últimas palabras que oía, por lo que le costaba expresar lo que sentía.
Pero un día se oculta en un bosque y cuando Narciso pasa por el lugar, la ninfa hace ruidos, y a la pregunta del joven “¿Hay alguien aquí?”, ella responde “aquí, aquí…”. Luego se aparece ante él con los brazos abiertos en clara señal de amor, pero Narciso la rechaza y se aleja.
Dolida, la ninfa Eco se recluye en una cueva hasta que desaparece, pero queda su voz, que continúa repitiendo para siempre las últimas palabras que escucha.
La diosa de la venganza, Némesis, condena la actitud de Narciso haciendo que este se enamore de su propia imagen reflejada en un estanque. Así fue que el joven contempla su reflejo y no puede separarse de sí mismo, hasta que muere ahogado, atraído y ciego por su propia imagen reflejada en el agua.
En otra versión, Narciso es amado por un joven llamado Aminias, quien pretende su amor y lo busca con frecuencia. Narciso, cansado y, según dicen, incapaz de amar a alguien, le envía al joven una espada con la intención que se de muerte a sí mismo, como prueba de amor. Aminias obedece a Narciso, pero lanza una maldición sobre su amado al que condena a amar a su propio reflejo.
Ahí la historia se repite. Narciso se queda pasmado ante su propia imagen reflejada en el estanque de agua hasta que muere ahogado. Aunque algunos postulan que muere de sed, incapaz de alejarse de su propia imagen e incapaz también de profanar la quietud del agua, por miedo a que la visión desaparezca.
Una tercera versión, un poco menos difundida, sugiere que Narciso estaba enamorado de su hermana gemela, con la que solía salir de caza. Pero un día esta muere y Narciso encuentra consuelo en su propia imagen que le recuerda a su gemela fallecida.
En todos los casos, en el lugar de la muerte de Narciso, nació una flor bellísima, el narciso.
La leyenda de Narciso dio origen a la expresión “narcisismo” que se refiere a aquellos hombres y mujeres que están más pendientes de sí mismos que de los demás. Tiene relación con la falta de altruismo y del egoísmo reinante, algo que se parece más a una enfermedad mundial, que a un simple comportamiento.
Tal vez deban recordar esas personas el inevitable final de Narciso.

Colinas como elefantes blancos - Cuento - Texto completo de Ernest Hemingway


Del otro lado del valle del Ebro, las colinas eran largas y blancas. De este lado no había sombra ni árboles y la estación se alzaba al rayo del sol, entre dos líneas de rieles. Junto a la pared de la estación caía la sombra tibia del edificio y una cortina de cuentas de bambú colgaba en el vano de la puerta del bar, para que no entraran las moscas. El norteamericano y la muchacha que iba con él tomaron asiento en una mesa a la sombra, fuera del edificio. Hacía mucho calor y el expreso de Barcelona llegaría en cuarenta minutos. Se detenía dos minutos en este entronque y luego seguía hacia Madrid.
-¿Qué tomamos? -preguntó la muchacha. Se había quitado el sombrero y lo había puesto sobre la mesa.
-Hace calor -dijo el hombre.
-Tomemos cerveza.
-Dos cervezas -dijo el hombre hacia la cortina.
-¿Grandes? -preguntó una mujer desde el umbral.
-Sí. Dos grandes.
La mujer trajo dos tarros de cerveza y dos portavasos de fieltro. Puso en la mesa los portavasos y los tarros y miró al hombre y a la muchacha. La muchacha miraba la hilera de colinas. Eran blancas bajo el sol y el campo estaba pardo y seco.
-Parecen elefantes blancos -dijo.
-Nunca he visto uno -el hombre bebió su cerveza.
-No, claro que no.
-Nada de claro -dijo el hombre-. Bien podría haberlo visto.
La muchacha miró la cortina de cuentas.
-Tiene algo pintado -dijo-. ¿Qué dice?
-Anís del Toro. Es una bebida.
-¿Podríamos probarla?
-Oiga -llamó el hombre a través de la cortina.
La mujer salió del bar.
-Cuatro reales.
-Queremos dos de Anís del Toro.
-¿Con agua?
-¿Lo quieres con agua?
-No sé -dijo la muchacha-. ¿Sabe bien con agua?
-No sabe mal.
-¿Los quieren con agua? -preguntó la mujer.
-Sí, con agua.
-Sabe a orozuz -dijo la muchacha y dejó el vaso.
-Así pasa con todo.
-Sí -dijo la muchacha-. Todo sabe a orozuz. Especialmente las cosas que uno ha esperado tanto tiempo, como el ajenjo.
-Oh, basta ya.
-Tú empezaste -dijo la muchacha-. Yo me divertía. Pasaba un buen rato.
-Bien, tratemos de pasar un buen rato.
-De acuerdo. Yo trataba. Dije que las montañas parecían elefantes blancos. ¿No fue ocurrente?
-Fue ocurrente.
-Quise probar esta bebida. Eso es todo lo que hacemos, ¿no? ¿Mirar cosas y probar bebidas?
-Supongo.
La muchacha contempló las colinas.
-Son preciosas colinas -dijo-. En realidad no parecen elefantes blancos. Sólo me refería al color de su piel entre los árboles.
-¿Tomamos otro trago?
-De acuerdo.
El viento cálido empujaba contra la mesa la cortina de cuentas.
-La cerveza está buena y fresca -dijo el hombre.
-Es preciosa -dijo la muchacha.
-En realidad se trata de una operación muy sencilla, Jig -dijo el hombre-. En realidad no es una operación.
La muchacha miró el piso donde descansaban las patas de la mesa.
-Yo sé que no te va a afectar, Jig. En realidad no es nada. Sólo es para que entre el aire.
La muchacha no dijo nada.
-Yo iré contigo y estaré contigo todo el tiempo. Sólo dejan que entre el aire y luego todo es perfectamente natural.
-¿Y qué haremos después?
-Estaremos bien después. Igual que como estábamos.
-¿Qué te hace pensarlo?
-Eso es lo único que nos molesta. Es lo único que nos hace infelices.
La muchacha miró la cortina de cuentas, extendió la mano y tomó dos de las sartas.
-Y piensas que estaremos bien y seremos felices.
-Lo sé. No debes tener miedo. Conozco mucha gente que lo ha hecho.
-Yo también -dijo la muchacha-. Y después todos fueron tan felices.
-Bueno -dijo el hombre-, si no quieres no estás obligada. Yo no te obligaría si no quisieras. Pero sé que es perfectamente sencillo.
-¿Y tú de veras quieres?
-Pienso que es lo mejor. Pero no quiero que lo hagas si en realidad no quieres.
-Y si lo hago, ¿serás feliz y las cosas serán como eran y me querrás?
-Te quiero. Tú sabes que te quiero.
-Sí, pero si lo hago, ¿volverá a parecerte bonito que yo diga que las cosas son como elefantes blancos?
-Me encantará. Me encanta, pero en estos momentos no puedo disfrutarlo. Ya sabes cómo me pongo cuando me preocupo.
-Si lo hago, ¿nunca volverás a preocuparte?
-No me preocupará que lo hagas, porque es perfectamente sencillo.
-Entonces lo haré. Porque yo no me importo.
-¿Qué quieres decir?
-Yo no me importo.
-Bueno, pues a mí sí me importas.
-Ah, sí. Pero yo no me importo. Y lo haré y luego todo será magnífico.
-No quiero que lo hagas si te sientes así.
La muchacha se puso en pie y caminó hasta el extremo de la estación. Allá, del otro lado, había campos de grano y árboles a lo largo de las riberas del Ebro. Muy lejos, más allá del río, había montañas. La sombra de una nube cruzaba el campo de grano y la muchacha vio el río entre los árboles.
-Y podríamos tener todo esto -dijo-. Y podríamos tenerlo todo y cada día lo hacemos más imposible.
-¿Qué dijiste?
-Dije que podríamos tenerlo todo.
-Podemos tenerlo todo.
-No, no podemos.
-Podemos tener todo el mundo.
-No, no podemos.
-Podemos ir adondequiera.
-No, no podemos. Ya no es nuestro.
-Es nuestro.
-No, ya no. Y una vez que te lo quitan, nunca lo recobras.
-Pero no nos los han quitado.
-Ya veremos tarde o temprano.
-Vuelve a la sombra -dijo él-. No debes sentirte así.
-No me siento de ningún modo -dijo la muchacha-. Nada más sé cosas.
-No quiero que hagas nada que no quieras hacer…
-Ni que no sea por mi bien -dijo ella-. Ya sé. ¿Tomamos otra cerveza?
-Bueno. Pero tienes que darte cuenta…
-Me doy cuenta -dijo la muchacha.- ¿No podríamos callarnos un poco?
Se sentaron a la mesa y la muchacha miró las colinas en el lado seco del valle y el hombre la miró a ella y miró la mesa.
-Tienes que darte cuenta -dijo- que no quiero que lo hagas si tú no quieres. Estoy perfectamente dispuesto a dar el paso si algo significa para ti.
-¿No significa nada para ti? Hallaríamos manera.
-Claro que significa. Pero no quiero a nadie más que a ti. No quiero que nadie se interponga. Y sé que es perfectamente sencillo.
-Sí, sabes que es perfectamente sencillo.
-Está bien que digas eso, pero en verdad lo sé.
-¿Querrías hacer algo por mi?
-Yo haría cualquier cosa por ti.
-¿Querrías por favor por favor por favor por favor callarte la boca?
Él no dijo nada y miró las maletas arrimadas a la pared de la estación. Tenían etiquetas de todos los hoteles donde habían pasado la noche.
-Pero no quiero que lo hagas -dijo-, no me importa en absoluto.
-Voy a gritar -dijo la muchacha.
La mujer salió de la cortina con dos tarros de cerveza y los puso en los húmedos portavasos de fieltro.
-El tren llega en cinco minutos -dijo.
-¿Qué dijo? -preguntó la muchacha.
-Que el tren llega en cinco minutos.
La muchacha dirigió a la mujer una vívida sonrisa de agradecimiento.
-Iré llevando las maletas al otro lado de la estación -dijo el hombre. Ella le sonrió.
-De acuerdo. Ven luego a que terminemos la cerveza.
Él recogió las dos pesadas maletas y las llevó, rodeando la estación, hasta las otras vías. Miró a la distancia pero no vio el tren. De regresó cruzó por el bar, donde la gente en espera del tren se hallaba bebiendo. Tomó un anís en la barra y miró a la gente. Todos esperaban razonablemente el tren. Salió atravesando la cortina de cuentas. La muchacha estaba sentada y le sonrió.
-¿Te sientes mejor? -preguntó él.
-Me siento muy bien -dijo ella-. No me pasa nada. Me siento muy bien.


FIN












miércoles, 22 de junio de 2011

Refugio nuevo

Después de más de un año vuelvo a mi refugio, lo reformé un poco y cambié también mi foto de perfil. Toda yo he cambiado y por lo tanto lo antiguo hay que modernizarlo.
 Había decidido que éste sería un lugar para refugiarme del mundo exterior, de las cosas que me lastiman y de todo lo que quiera alejarme. Un lugar donde poder volcar todo lo que siento y cuando lo siento y al fin terminé abandonándolo.
 Fue una pena, pero no es tarde para que lo haya renovado y para que sea en definitiva un lugar para todo eso, porque yo necesito mucho expresarme, decir lo que siento, soy bastante solitaria y tener un lugar en el que yo me permita escribir todo es un gran cosa para mí.
 Pienso en dejar aquí un poco de todo, poesía, música, cuentos, experiencias personales, muchas imágenes y todo mi empeño de que este lugarcito resulte agradable para venir y reencontrarme con sus cosas.
 Por ahora no le he puesto imagen a la cabecera donde va el título del blog porque no encontré la imagen que más identificaría a este lugar, cuando lo haga, la subiré y entonces será como verme en ese lugar mientras escribo.
 Pasando rápidamente a otro tema, quiero contar que ahora tengo una página en facebook, pero la verdad no termino de acostumbrarme, es un lugar lleno de gente y muy propicio a las discusiones y debates. Hoy tuve uno con un amigo y eso no me gustó nada, uno puede discutir con un amigo con palabras dichas y como dice el refrán, se las lleva el viento, pero lo escrito no, queda allí, por lo menos por un tiempito y hace mal leer las agresiones de quienes creemos amigos, en realidad, creo yo los amigos de facebook no son amigos reales, son amigos virtuales y nada más.
 Me gustaría saber qué piensa toda esa gente que usa facebook sobre este tema de la amistad virtual, todo un tema no? Lo propondré como charla debate en algún momento. Hasta pronto y besos a todos. Ara.

viernes, 21 de mayo de 2010

Bicentenario será con lluvia







Tuve abandonado unos meses a mi blog, no así a mi refugio. Es que salí de vacaciones como estaba previsto y luego al volver ya comenzaron las obligaciones, tengo bastante que hacer, el estudio, mi casa y mi familia. Y todo ello me lleva bastante tiempo.



Además tuve algunos problemitas de salud que me detuvieron un poco al principio del año y eso ayudó a que no pudiera acercarme por aquí, pero hoy es viernes y es un día ideal para estar en este lugar, esta gris y una leve llovizna cae lentamente. Como siempre mi ventana me traslada con su imagen panorámica a la frondosa arboleda que tengo abajo y entonces veo las hojas que se han caído de los árboles esparcidas en el suelo totalmente mojadas.



Es otoño en Argentina y la verdad hacía bastante que no llovía, no nos podemos quejar.



A mí me gusta mucho la lluvia, disfruto mucho estos días, pero justamente este fin de semana y los dos primeros de la semana siguiente estamos de festejo patrio en mi país. El 25 de mayo se cumple el Bicentenario de la Revolución de Mayo, hecho histórico ocurrido en la Argentina, donde todo el pueblo se reunió frente al Cabildo de Buenos Aires pidiendo la libertad de la colonización española. Fue el 25 de mayo de 1810, van a ser exactamente 200 años este próximo martes, que tal cual lo fue en 1810 parece que lloverá.



Hay que recordar que ese día es uno de los hitos históricos más importantes de la historia de nuestro país, ya que con él se dio inicio a las luchas por la independencia del yugo español para transformarnos en una República libre el 9 de julio de 1816.



Por todo esto y porque el 25 de mayo es una fecha tan cara a los sentimientos de todo argentino que se precie de tal, es que se realizan muchos festejos, los cuales comienzan hoy y a mí me da pena que el tiempo no ayude para poder llevar más cantidad de gente.



Yo pensaba ir el mismo 25 a la plaza pero creo que no podré, lloverá y eso me hace mal, además lamentablemente nuestra querida Presidenta Cristina Kirchner creo que realizará el acto central en una de nuestras provincias más antiguas, San Juan, así que me conformaré con verla por TV.



La verdad es que yo quería participar en esto, es uno de esos días en que uno quiere estar, porque en el futuro uno debe poder contar que estuvo presente cuando la historia se hacía. Espero que no llueva tanto, a lo mejor me animo y voy bien abrigada y cubierta.



De todos modos lo importante es que nuestra Patria, nuestra querida Argentina, cumple años y no es poco doscientos años de querer ser libre y de haberlo logrado. Nuestra Patria y nuestro pueblo se merecen la libertad y la democracia de la que hoy gozamos, ojalá podamos y seamos capaces de seguir respetándola.

viernes, 22 de enero de 2010

CALOR


Uff! qué calor hace, la térmica se elevó a casi 36º. Y bueno, es enero en el sur, en esta Argentina querida, y es verano, hay que bancárselo, yo divido mis vacaciones por ahora, entre la pile y mi refugio con aire. En febrero saldré a la costa y allí sí disfrutaré del verano y de las vacaciones en su totalidad, la playa, el mar, la ciudad, en fin, todo lo que me trae el verano en Mar del Plata me gusta y me divierte.

Pero por ahora permanezco escribiendo en mi refugio con el aire a todo lo que da, no se aguanta sino el calor.